J2 Día 26 Hagi-Masuda

¿Todavía nos lee alguien? Vaya si estáis aburridos este verano... Nada, nada, os contamos nuestra aventura.

Este día dormimos en un albergue, donde el dueño sabía 4 palabras de español y no paraba de repetirlas. A la noche le eché una bronca al dueño porque no paraba de recorrer el albergue haciendo ejercicio ¿¿??? ¿Porqué carajo lo hace a las mil de la noche?

En fin, montamos la bici y en ruta. Hagi tiene un barrio de antiguas casas de Samurais y demás bichos. Son bonitas, pero como había que pagar para entrar... pos pasando: a mirarlas por fuera.



Ya saliendo de Hagi, nos vamos por la costa. Pensábamos que sería llano, pero no: subir y bajar continuamente.


Había una isla que -aunque no se aprecia en la foto- estaba llena de casitas. Daban ganas de cruzarla y pasarse allí el día.



Numerosos islotes tienen templos. es decir, se puede ver en la orilla un tori (puerta sagrada) y eso nos lleva a un templo que se encuentra en el centro de la isla.





Aquí, hasta los "spa" tienen mascotas.



Juan y yo nos tomamos un bañito en la playa. El agua es ligeramente menos salada que en España.


Para dormir elegimos el parque del aeropuerto. Normalmente, en Japón, los aeropuertos estan en altura y rodeados de parques (si es que no se han construido en el mar). Los parques son enormes, bien cuidados y tranquilos. Como nos quedaba tiempo, decidimos comer en el aeropuerto y aprovechar la Wifi gratis. Llegamos a cenar un poco tarde, pero el encargado nos hizo un favor y nos dió de comer.

Debo indicaros que comer en Japón tiene siempre el mismo precio: ya sea aeropuerto, bar de pueblo o gran ciudad, la comida base cuesta lo mismo. Aquí no timan a la gente. Esto no quiere decir que no haya restaurantes caros: los hay, pero se nota cuando lo son.


Y ya puestos, subimos a la terraza a despedir a nadie... pero hicimos el papel. Es curioso, porque pudimos ver todos los empleados del aeropuerto despidiéndose del avión y enseñando una pancarta de buen viaje.


También observamos cómo de preparados estan los japoneses para el trabajo. Por ejemplo, para el "dedo" de atraque ("finger" si te las quieres dar de guay), había que poner unos tacos. Exactamente dos. Y el operario pone uno, pone otro, y señala después con el dedo el primero y el segundo, comprobando que los ha puesto. Esto se hace en practicamente todas las cosas que requieren seguridad. Aunque se vea obvio que se han puesto, por si acaso se vuelve a hacer con la mirada y señalando las cosas para comprobarlo todo.




1 Comentarios・コメント・COMMENTS:

MónicaV 18 de agosto de 2014, 15:37  

Algunos de vez en cuando os leemos y vemos las fotos. Me seguis dando envidia con esos paisajes aunque cuando os veo en las bicis con bolsas en los pies se me quitan las ganas. Jajaja

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