Sobre los dias 28 a 31: Ultimos dias sobre ruedas

Que retraso traigo con mis comentarios, os dejo aquí mis impresiones de los últimos 4 días que cogimos la bici, de alguna manera si tienen algo en común así que no irá mal la cosa.

La clave a tan solo 4 días de dejar la bici es que hicimos composición final de distancias y decidimos hasta donde íbamos a llegar, donde cogeríamos el tren de vuelta a Kyoto, vaya. Y en esta decisión tuvo mucho que ver el cansancio acumulado, nos quisimos regalar unos días mas tranquilos sin tener que hacer mas de 40-50km diarios, pudiendo pararnos mas y hacer un poco el turista ordinario.
Turismo de Templos, el cordón ese pesaba 5 ton!!
Y llegó esa relajación, y con ella los problemas en los frenos hidráulicos de  Sergio y las sesiones de una hora reparándolos casi cada día (pero con calma), y llegaron las paradas cada vez mas frecuentes y los baños en la playas, y visitas a museos y bibliotecas... Y con ello llegaron... LAS CONTRARELOJES, porque con tanta relajación nos hemos encontrado estos últimos días con que a eso de las 3:30, con 30-40km por delante y poco tiempo de luz por delante. Con lo que mas que olvidarnos de lo de hacer bici, concentrábamos el esfuerzo en 3horitas a toda pastilla, pero qué pastilla! De alguna manera se disfrutaba, aunque algún día llegábamos un poco apurados y eso repercutía en que nos tocaba cenar frío lo que habíamos comprado unos km antes o así. Pero nada que nos diera mayores dolores de cabeza.

Respecto a las visitas turísticas... en fin que deciros, que no nos pudimos resistir a entrar al kitch museo de la arena, cuyo único atractivo era que tenia un reloj de arena gigante. No era barata la entrada al museo, pero dijimos... adelante por el turismo a la americana, y es que el museo poco mas tenia, pero nosotros le dimos todas las vueltas, tocamos y jugamos con todo lo que nos dejaban jugar y pasamos un buen rato.

La visita a la región de las minas de plata de Iwami-Ginzán, tuvo bastante más interés y cientos de japoneses por allí- Como no era fin de semana no pudimos visitar mas que una de las galerías y no una mucho mas grande por la que se hace un tour, pero bueno. Estaban en un valle con un pueblo muy bien conservado con varios templos muy interesantes entre ellos unas cuevas budistas con 500esculturas de monjes cada una diferente en la que había un cartel que prohibía no solo hacerles fotos, sino también hacer dibujos de ellas... vaya tela. Eso si en el panfleto turístico había una imagen de ellas...
El valle nos recibió con muchisimos turistas(japos) porque ni un solo guiris vimos por allá aparte de nosotros, y eso siempre tiene su punto. Nos pegamos luego por la tarde una buena paliza de bici, el primer parque fichado, tenia muy mala pinta en lo alto de un monte y nos regalamos 11km mas hasta el siguiente que hicimos a toda pastilla y llegamos a un parque/ instalaciones de béisbol donde estuvimos a punto de acampar bajo el marcador del estadio. Fue una mala noche, porque llovió mucho y sobre todo a la hora de recoger la tienda, guardarla toda mojada es siempre un fastidio(tus 2kg de agua extra que te llevas)

Al día siguiente mas de lo mismo, turismo tranqui y super maraton para llegar al valle donde se escondía el onsen de los Dioses, pero lo único que vimos fue mil hoteles (realmente hay mucho turimo de "balneario" aqui en japón) este era el segundo minipueblo que vimos con muchisimo turismo en torno a un Onsen milenario. Era super tarde y estábamos bastante cansados y lo que encontramos fue un Onsen moderno gigante que estaba hasta arriba, casi ni lo disfrutamos... nosotros!! que raras se estaban poniendo las cosas y es que solo nos quedaba un día de bici.

Nuestra penúltima noche en tienda de campaña nos regaló un pedazo de diluvio espectacular, a Sergio se le inundó un poco la tienda y todo, y el ultimo día de bici, como parece que no podía ser de otra manera amaneció con lluvia para las 2 primeras horas, lo justo para pasar calados el resto del dia. Amortiguamos el impacto con un ritmo pachorril de paseo en bici durante todo el día que hasta nos sorprendió darnos cuenta al final del día que habíamos hecho 50km.... mira tu.

Tambien fue el ultimo dia de bici en el que pinché, y de alguna manera estuvo bien, porque pasear algo en un viaje que no utilizas siempre da rabia, y mucho mas cuando lo cargas a cuestas o en la bici, y lo unico que no habia utilizado hasta la fecha eran las camaras de repuesto de la bici, y mira tu por donde..

Eso si, el ultimo día también nos tenia reservado el jardín japones mas bonito que hemos visto en todo el viaje, era para vivir en aquel pueblo solo por poder pasear por allí cada tarde. Y para nuestra ultima noche de camping... teníamos fichado un parque a tan solo 1km de la estación de la que salíamos al día siguiente, tenia que ser ese si o si.
Mirar las vistas desde una de las cafeterias del jardín

Cual seria nuestra sorpresa cuando llegando al parque nos encontramos ríos de gente que se dirigen a... vaya parecía que nuestro parque, si! y es que justo había una celebración budista en el mismo. El parque era suficuentemente grande como para que pudiéramos acampar medio alejados, eso si cuando ya anocheció y fue precioso ver la fiesta con el lago lleno de farolillos de colores por la noche.
Ya estaba, habíamos completado nuestra vuelta a japón, nos quedaban los retos de los trenes con los montajes desmontajes de las bicis y sobre todo con el reto de llevar las bolsas que pesan un montón, pero eso ya era otra cosa. 
Se ve fatal, pero os imaginais el lago lleno de farolillos
Prueba mas que superada, una maravilla esto de tener bici cada día sobre todo cuando las piernas se transformaron en dos pedazos de piedra casi invulnerables.Y la verdad llevamos muy bien lo de dormir un mes entero en tienda de campaña casi todos los días (menos 5 albergues),
La lluvia famosa que nos ha perseguido los últimos casi 20 días del viaje, nos ha fastidiado mas por no poder pararnos mas, por las vistas que nos perdimos, que por el propio calarse.. que como a todo te acostumbras. Ha sido una pasada descubrir Japón a pie de carretera, a este ritmo que te deja disfrutar cada detalle, cada persona casi con la que te cruzas, en definitiva ser un vouger de primera asomándonos a la vida del japón mas cotidiano, alejado de las grandes ciudades y centros turísticos mas conocidos. Y es que siempre nos decíamos que para eso ya podíamos volver hasta de abuelitos en un viaje organizado.


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